...me fui y no pude haber escogido otro destino mejor al que había llegado…aquel donde el firmamento en su grandeza se impone tras el postre del almuerzo por lo que ya no era necesario esperar hasta la madrugada para rogar por la tan necesaria clarividencia; ahora, mediante un extraño ritual de café mezclado con nicotina iniciaba el proceso de vaciado existencial.
Ventana nueva, nuevas estrellas, nuevo rito…pero viejos problemas.
Igual.
Al cabo de un tiempo regresé a mis estrellas originales.
Años después me di cuenta de que de tanto que me vacié, me encontré a mí mismo en mí mismo, en alguna especie de recoveco oscuro en el que me había encerrado ya no recuerdo cuándo y que mis problemas llevaban mi nombre por bandera.
Notas de la autora:
1- Hace siete meses que he dejado de fumar. Fumar perjudica gravemente la salud mental.
2- Ya no temo las estrellas pero no las he vuelto a ver desde que he dejado de fumar.
Ahora soy una astronauta en tierra que añora sus queridas estrellas.
[Ilustración de Diego Blanco]